UNDÍAMÁS
Escribir poesía
es sufrir en silencio
es estar más solo
que lo que se puede en este mundo.
Solo, sin apoyo denaide,
sin sonido ni voz palpitante,
palabra escritas por latido,
olvidadas, sin sentido.
Yo te amo y no me amas,
yo te amo y te acompaño,
yo te amo y mi más valioso tiempo
es teniéndote cerca.
Tanto que merecen ser alabados tu cabello,
tu cuerpo de mujer, tu carácter valiente,
tu esfuerzo de cada día por ser mejor, constante,
tu piel blanca, tus ojos profundos.
Tus manos,
tu rostro de cuento de hadas,
tan mítica,
eres una fábula.
Poco me ha faltado
para llorar conmovido,
poco me ha faltado
para entregar mi vida, cautivado.
Si no lo hago
es porque no me la aceptas,
por eso me escabullo
entre tus ratos libres
sólo para ver tus ojos,
saberte bien o escucharte,
tratar de conocerte más a fondo,
sentir tu presencia,
volver a ser feliz bajo el consuelo
que es tu mirar adormecido
y el snido de tu risa risueña sincera.
Eres un ángel
sin regreso a casa,
tan sólo requieres amor
y nada más requieres,
porque todo lo que sueñas
seguro ya lo conseguiste.
No te desanimes,
sigue adelante,
ten alma de poeta,
aunque sea silencioso,
tengo esperanza
en que serás exitosa
y se venderán todos tus libros.
¿Quién mejor que tú
sabe de la vida
si tanto compones la mía?
¿Quién mejor que tú
que tiene tanto que decir,
que tus recuerdos te acechan,
que conoces el cielo azul?
Tu misma vida es un libro
con mucha magia y muchas estrellas;
tan buena hitoria,
que mira cómo te adoro.