ABIGAILMARESPRADO
Abigail Mares Prado,
qué ojos desorbitados,
cabellos que como lirios a sus hombros caen
pero de un dorado color maple.
Su cabellera corta rebelde
y puntas que fueron de azul y ahora son verdes.
Tan tierna de corazón,
su cálida piel calor me guarda,
su compasión me sana
y sólo me queda entonces
verla recostada.
Y de pronto yacemos ahí los dos,
su cabeza en mi pecho,
yo oliendo su pelo:
Se siente tan cómodo quedarnos así,
ambos tranquilos y en silencio
porque yo sé que la quiero
y ella también lo puede sentir,
que con saber lo que puede pasar
se nos antoja volverlo a intentar
y abrazarnos sin nada ni nadie importar,
como si no estuviesen los demás;
sin importar su situación amorosa
con aquel tipo que ni la enamora.
Mas el momento termina al escuchar:
"Abigail ¿qué haces encima de él?;
Abgail, ¿a caso eso romance es?,
Abigail, ¿qué hacen los dos?
Dime que él te obligó".
Con ganas de quedarme a su lado
me he quedado.
Empero, un sólo momento bastó
para pedirle a Dios
que me deje soñarlo por siempre
para no dejar de vivirlo
aunque sea nada más que en mi mente.
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