UNALOQUILLA
Una niña loquilla
se me acercó un buen día,
otro me sacó a bailar a capella
y otro la noté dopada
cuando nos saludamos;
fue divertido;
nosotros hablamos
y me confesó sus problemas,
me dejó en ella pensando
y luego ya no me contó nada.
Ahora soy punto aparte
y sólo queda
verla alejarse;
ver su sonrisa
por otro cabrón.
Sólo me ilusionó,
y cuando le llevé una rosa
a la niña loquilla
me rechazó
por no estar abusado
cuando me lo pidió,
por no ser de su agrado,
por no estar mamado
o ser borracho,
por no drogarme con ella,
por no bailar a capella.
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